martes, 17 de abril de 2018

Macbeth (fragmento)

"¿Es una daga esto que veo ante mí con el puño hacia mis manos? ¡Ven, déjame que te empuñe! No te tengo y sin embargo, estoy viéndote. ¿Acaso eres¡ visión fatal, tan perceptible a la vista como al tacto? ¿O sólo eres una daga del espíritu, una falsa creación que nace de un cerebro calenturiento? Te sigo viendo, en forma tan palpable como ésta que ahora empuño. Tú me señalaste la dirección en que yo iba y me insinuaste que un arma como tú era lo que debía utilizar. Mis ojos se convierten en juguete de los demás sentidos, o valen más que todos juntos; no dejo de tenerte ante ellos, y veo en tu puño y en tu hoja espesas gotas de sangre que antes no tenían ... ¡Oh, no hay tal! ¡Es ese proyecto sanguinario lo que trae estas cosas a mi imaginación! ... En estos momentos, en la mitad del mundo parece muerta la naturaleza y los malos sueños se apoderan de los que duermen; la brujería rinde culto a Hécate, y el crimen, vigilado por su guardián el lobo, cuyo aullido es su guarda, avanza, como Tarquino, a pasos forzados y furtivos hacia su víctima, moviéndose como un espectro. Tú, Tierra, sólidamente y firmemente asentada, apaga mis pasos dondequiera que vayan, no sea que tus piedras denuncien mi marcha y roben al momento oportuno el horror preparado a mostrarse ... ¡Desesperación! Mientras yo amenazo, él vive; y el calor de las acciones se siente enfriado por las palabras."

Macbeth, W. Shakespeare


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