martes, 3 de abril de 2018

LA ORDEN DE HERMES (I). ORÍGENES

Se cree que los antepasados de la que con el tiempo se conocería como Casa Tremere fueron un culto de adivinos místicos de la antigüedad dedicados a invocar a los fantasmas de los muertos para obligarles a revelarles sus secretos.

Aunque originariamente se consideraron como servidores de la deidad etrusca Aita, y posteriormente de Plutón, en tiempos del Imperio Romano su tradición fue absorbida por el conocido como Culto de Mercurio, durante el gobierno del emperador Augusto. Carentes de templos, usaban para sus reuniones cualquier lugar donde la presencia de los espíritus de los muertos era notable. Cuando los primeros cristianos comenzaron a hacer suyas las catacumbas de Roma para llevar a cabo su religión clandestina, los magos se vieron amenazados y su secta se fragmentó en diferentes facciones que rivalizaban por el liderazgo.

Poco después de la Caída del Imperio Romano, en el siglo V, el Culto fue destruido a causa de los propios conflictos internos.

LA PARMA MÁGICA Y LA TEORÍA UNIFICADA

Tras siglos de enfrentamientos, en el siglo VIII, el mago Bonisagus descubrió la Parma Mágica, la cual permitía defenderse de otros magos y no sufrir los efectos adversos de Don de otros. La maga Trianoma, viendo las posibilidades que ofrecía la Parma Mágica para formar una orden de magos, se hizo aprendiz de Bonisagus y comenzó a buscar a otros magos poderosos por toda Europa para que se unieran a ellos.

En el año 757 se encontró con Guorna la Fétida, la cual dirigía al último grupo de cultistas de Nápoles. La que posiblemente fuera la mejor nigromante de su época se encontraba en un estado lamentable. Los rituales primitivos e imperfectos que había estado utilizando para prolongar artificialmente su vida habían marchitado su cuerpo hasta convertirlo en una especie de putrefacto cadáver andante recubierto de lepra y pústulas purulentas. Para más desgracia, sus aprendices, Tytalus, Tremere y Pralix, habían huido hasta Dacia, abándonándola antes de que pudiera poner en práctica un ritual que había diseñado para trasladar su espíritu a un cuerpo más joven.

Trianoma invitó a la tétrica nigromante a viajar hasta Durenmar para estudiar junto a su maestro y para que su poderosa magia pudiera ser integrada en sus teorías.

Once fue el número total de magos que Trianoma reunió en Durenmar, cada uno de los cuales enseñó algo a Bonisagus, al tiempo que aprendía de él la Parma Mágica.

De esta forma, Bonisagus desarrolló la magia formuláica y ritual a partir del Culto de Mercurio; la creación de objetos mágicos a partir de las artes de Verditius; la magia espontánea a partir de los conocimientos druídicos de Diedne; y el control de los animales a partir de las investigaciones de Merinitia. Basándose en todos estos estudios, Bonisagus dio forma a la Teoría Mágica, una teoría unificada que permitía intercambiar conocimientos entre distintos magos.

Mientras tanto, los tres antiguos aprendices de Guorna confabulaban en secreto y reunieron fuerzas para dar muerte a la que antaño fuera su maestra mentora. Fue Tytalus, el mayor de los tres y el cual había estudiado durante tres décadas con Guorna, quien tomó el mando.

Mientras desarrollaba su propio poder para enfrentarse a la nigromante, dio a Tremere órdenes para que buscara a otros magos que les ayudaran en su cometido, y este le correspondió reclutando una hueste de nigromantes dacios.

Como el poder de Guorna procedía de los dioses de los muertos, Tytalus planeó recurrir a los Titanes, los espíritus aprisionados en el inframundo por esos mismos dioses, llenos de resentimiento, odio y un enorme poder. Tras forjar varios pactos con esos horribles espíritus y gracias a la alianza con Tremere, Pralix y otros nigromantes destruyeron los restos de la tradición de Guorna en Nápoles, saquearon su santuario y esperaron el regreso de su mater.

La trampa tendida por Tytalus y Tremere funcionó perfectamente, a pesar de que Guorna había aumentado su poder con las enseñanzas herméticas. Tytalus fue quien asestó el golpe mortal a su maestra, arrancándole el corazón de su pecho leproso. Sin embargo, Guorna se vengó de su aprendiz traidor maldiciéndolo con su último aliento e infectándolo con la lepra.

LA CREACIÓN DE LA ORDEN

Tras derrotar a Guorna, Tytalus, Tremere y Pralix viajaron hasta Durenmar, dispuestos a acabar con los magos que consideraban aliados de su maestra. Sin embargo, la diplomacia de Trianoma se impuso y aplacó la ira de los aprendices, que se convencieron de la inocencia de los magos Herméticos y acabaron incluso por aceptar la tutela de Bonisagus.

Tytalus encontró difícil adaptarse a la magia Hermética debido a su gran habilidad y poder en su propia tradición, aunque fue capaz de aprender la Parma Magica. Tremere, sin embargo, recibió un aprendizaje conjunto de nigromancia y magia Hermética.

Cuando se comenzó a formular la que sería la estructura de la Orden de Hermes, cada uno de los magos reunidos en Durenmar por Trianoma empezaron a fundar una Casa Hermética. Tytalus, que habia pasado a ocupar el lugar dejado por Guorna, estaba convencido de que Tremere se convertiría en un miembro de la suya, ya que su habilidad mágica era inferior a la del resto. Pero Tremere, sin embargo, tenía otros planes bien distintos.

Durante largo tiempo había esperado su oportunidad a la sombra de su hermano mayor y sabía que el momento de resarcirse había llegado. Haciéndose con el apoyo de otros Fundadores y de sus seguidores entre los nigromantes dacios que él mismo había reclutado, amasó poder político suficiente como para formar su propia Casa.

Tytalus, a pesar de su poder personal, estaba en inferioridad para enfrentarse directamente con Tremere y los suyos. Aquel lance marcaría el comienzo de la rivalidad entre Tytalus y Tremere.

De esta forma, fueron doce los Fundadores que, junto a Trianoma, crearon en el año 767 la Orden de Hermes y escribieron el Código de Hermes durante el Primer Tribunal celebrado en Durenmar, en el Bosque Negro.

Además de las ya mencionadas Casa Tytalus y Casa Tremere, el resto de Casas Herméticas que formaron la Orden fueron las Casas Bjornaer, Diedne, Verditius, Bonisagus, Criamon, Flambeau, Merinitia, Jerbiton, Guernicus y Mercere.

La Orden se extendió rápidamente, sobre todo gracias a la influencia de la Casa Jerbiton entre las élites culturales mundanas de la época, y por el cometido de las Casas Flambeau y Tytalus, que barrían el continente en busca de magos a los que daban una sencilla elección: unirse o morir. En apenas cuarenta años, la Orden de Hermes dominaba el paisaje mágico de Europa.

Escrito por Milos Kovach para Revista Vaulderie


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