viernes, 23 de febrero de 2018

Cosmogonía del Hombre Lobo

Para entender el mundo que nos rodea, en mi modesta opinión, hay que ir primero de todo a la vista más general posible. Iremos desde lo universal a lo particular, y no hay nada más universal que los tres grandes “poderes” que rigen la realidad de los garou. Esta Triada determina la existencia de todo en mayor o menor medida. 

Antes de empezar a hablar debería hacer una aclaración. La versión de esta historia puede cambiar según a quién le preguntes. Cada una de las facciones que pululan por este Mundo de Tinieblas nuestro tiene su propia visión del universo, y casi nunca suelen ser coincidentes. Ni siquiera las tribus tienen una versión unificada de lo que realmente sucedió para que las cosas sean tal y como son hoy en día. Es algo que deberéis tener en cuenta al leer mis palabras. 

He intentado ser lo más neutral posible, pero es difícil que mis vivencias o mi tradición tribal me permitan ser totalmente objetivo. Podrás encontrar a quiénes crean todo esto al pie de la letra. Otros te dirán que son mitos o leyendas y que no deben ser interpretados como algo real. Hasta habrá quien piense que no son más que tonterías sin sentido. En el fondo da igual si estas poderosas entidades son reales o no. Basta con que haya suficiente gente que crea que lo son.

Vamos ya con la parte instructiva. 

Dicha Triada está formada por el Wyld, el Wyrm (o el Dragón) y la Tejedora. Si te estás preguntando qué son estos seres, mi primera respuesta probablemente te va desilusionar. A ciencia cierta no lo sé y dudo que nadie lo sepa tampoco. Su insondable poder hace que estén mucho más allá de donde nuestro entendimiento pueda llegar. No tenemos constancia de si son entidades propiamente dichas o si solo se trata de conceptos. Ni los espíritus más poderosos pueden hablar en su nombre. 

El Wyld, el Wyrm y la Tejedora son fuerzas primordiales que han existido desde antes del principio de los tiempos. Lo que sabemos de estas eras insondables nos ha llegado a través de las visiones oníricas de los más poderosos theurgos de nuestro pueblo, que han sido recogidas en la tradición oral de los galiardos. El ejemplo más conocido es la Canción del Fénix.

El Wyld es una explosión de vida incontrolable, en constante estado de cambio, sin orden ni control. Su opuesto es la Tejedora, que es la personificación del orden y la organización. Recuerdo que uno de mis maestros solía decir que el Wyld es sustancia sin forma y la Tejedora es forma sin sustancia. Una comparación un tanto simplona, pero que a mí me ayudó en su momento para entender los misterios que rigen nuestro plano de existencia y otros. 

El Wyrm o Dragón era el Destructor, el encargado de que ninguna de las otras dos partes de la Triada estuviera por encima de su opuesto. 

En este último aspecto hay disensión entre las diferentes tradiciones. El resto de las tribus nos han mirado siempre con desconfianza a los Señores de las Sombras por la veneración al Wyrm primigenio e incorrupto. Pero es un error verlo como algo malvado en esencia. El papel del Dragón no era otro que mantener el equilibrio de la creación. A través de su destrucción llegaba la renovación y la evolución. Era una fuerza tan necesaria para la dinámica de nuestro universo como podían serlo el Wyld o la Tejedora. O al menos así fue en un principio.

La tradición oral de los garou nos dice que el primero en tomar consciencia de su propia existencia fue el Wyld. 

Al ver el enorme vacío que le rodeaba decidió llenarlo con su esencia. Pues ese era su fin, estar siempre en continuo crecimiento y expansión. Se cuenta que por ese entonces la Tejedora empezó a ver con preocupación los planes de expansión del Wyld. 

Decidida a llevar orden al caos que traía el Wyld, la Tejedora empezó a construir una tela de araña en la misma estructura de la realidad para darle normas y estructuras. El Wyrm continuaba siendo el elemento del balance, impidiendo que ninguno de los otros dos prevaleciera.

Así fue durante incontables eras, hasta que algo lo cambió todo para siempre. Nuevamente entramos en el terreno de las teorías, aunque todas las tribus parecen coincidir en cual fue el resultado. 

La versión más aceptada es que la Tejedora se hastió del círculo vicioso sin salida en el que se hallaba. Por mucho que extendiera su red nunca igualaría el crecimiento del Wyld, y menos aún con el Wyrm destruyendo sus creaciones.

Por vez primera una de las fuerzas primordiales se volvió contra uno de sus iguales, rompiendo la tregua que había reinado desde el inicio de la creación.

En un movimiento inesperado la Tejedora atacó al Wyrm. El Dragón era demasiado poderoso para ser eliminado de forma definitiva. Por eso la Tejedora lo que hizo fue envolverle con sus redes hasta dejarlo aislado y atrapado. Y ese fue el principio de todos los males que nos azotan hoy en día.

La Tejedora, ahora libre del ansia destructora del Wyrm, comenzó a imponerse sobre el Wyld, que desde entonces se ha visto obligado a ponerse a la defensiva. 

El Wyrm estaba encerrado pero no había perdido su poder. Se cuenta que el interminable encierro acabó con su cordura, y lo que había sido la fuerza equilibradora del universo se llenó de deseos de venganza. 

Dentro de la prisión fue creando su propio plano de existencia a su alrededor, lo que hoy conocemos como Malfeas. No podía destruir las creaciones del Wyld o de la Tejedora, pero descubrió una nueva forma de influir en la realidad. 

Con el tiempo fue hallando grietas entre su cárcel dimensional y el resto de los planos. A través de esos huecos comenzó a transformar a los espíritus y criaturas que escuchaban sus promesas de poder. Los convirtió en versiones depravadas de lo que una vez habían sido, con el único propósito de llevar a toda la realidad a su fin. 

El Wyrm ya no deseaba ser la balanza entre el Wyld y la Tejedora. El odio, el rencor, la impotencia y la desesperación que había acumulado durante la eternidad de su encierro lo habían tornado en una fuerza que solo buscaba venganza y destrucción.

Los sirvientes del Wyrm comenzaron a extenderse y su pútrida mancha apareció tanto en el plano material como en el espiritual. 

De los espíritus que fueron seducidos por sus promesas surgieron las perdiciones, algunas de ellas tan poderosas como sus tres aspectos: La Bestia de Guerra, El Devorador de Almas y El Defoliador. Hay quién dice que estos últimos son avatares de los diferentes aspectos del propio Wyrm. 

Yo no sabría decir quién tiene la razón, si he de seros sincero. También se le unieron algunos humanos que dieron origen a los fomori. Y luego llegaron los que sin duda son nuestros más odiados enemigos, los Danzantes de la Espiral Negra. Su crimen es doblemente abominable porque un día fueron sirvientes de Gaia y eligieron traicionar nuestro sagrado deber para pasarse a las corruptas filas del Wyrm. 

Pero el Wyld tampoco estaba solo. En su eterno crecimiento había creado a muchos seres que estaban de su parte y que no dieron la contienda por perdida. Sus más fieles aliados eran los Celestiales, espíritus de inconmensurable poder. La más grande es sin duda nuestra Madre Gaia, creadora de los garou. Es a ella a quién todos hemos jurado defender hasta la muerte. Y es por ella que seguimos combatiendo en esta guerra eterna contra la corrupción del Wyrm, a pesar de los preocupantes signos que anuncian el Fin de los Tiempos. 

Otra de los más prominentes Celestiales del bando del Wyld es Luna. Muchos atribuyen a Luna la creación de las razas cambiantes, incluidas las tribus de los garou, otros dicen que solo es su guardiana y guía. 

Sea como sea, es innegable la influencia que Luna tiene sobre nuestro pueblo. Sus diferentes caras son las que marcan los auspicios que determinan los roles que llevaremos a lo largo de nuestra vida. De ella obtenemos nuestra fuerza y nuestra rabia, así como sus dones. Estos regalos exigen un precio, es por eso que hemos heredado de ella también la debilidad por la plata. 

No somos la única raza de cambiantes que tiene a Luna como su patrona. Los Bastet, Gurahl y Mokolé están también entre sus elegidos. Incluso los Ratkin y los extraños Rokea tienen vínculos ancestrales con ella.

La Tejedora posee sus propias creaciones. Hasta los más jóvenes cachorros conocen las arañas que pululan por su red, y no son las únicas que la sirven. Pero por norma general no suelen ser más que constructos programados para cumplir la tarea que les ha sido encomendada, ni siquiera muestran signos de tener conciencia propia.

Algunas razas de cambiantes como los Ratkin o los Ananansi reverencian a la Tejedora como una de sus patronas. Incluso los Moradores del Cristal tienen en un excesivo trato con ella. Una actitud que según mi opinión bordea la herejía. Supongo que son las consecuencias que debemos pagar por la dejadez e indulgencia de los Colmillos Plateados. 

Existe una casta de magos llamados los tecnócratas a los que algunos califican como sirvientes de la Tejedora, aunque mi experiencia personal me indica que meramente tienen objetivos comunes.

Espero que mis palabras te hayan ayudado a comprender algo mejor el mundo que te rodea. Me conformaría con que al menos no hayan contribuido a aumentar tu confusión.

Hasta muy pronto. 

Solomon Margrave para Revista Vaulderie

Ilustracion de Badinspiration


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