domingo, 29 de octubre de 2017

"Acaríciame, y sabrás si soy sueño o realidad." por Sergio Vargsson.

Continuamos con la historia lovecrafniana enviada por Sergio Vargsson.
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"Ahora ya conocía mi procedencia aunque aún tendría que descubrir todo el poder que no sólo mi cuerpo escondía. Era consciente que había algo más; y eso... me resultaba...peligrosamente excitante.


Pensé en recoger algunos de mis objetos personales y proceder a la incineración de mi desveladora mansión, pero, en realidad, lo único que necesitaba era aquella joya arcana.


Decidí, tal y como aquel misterioso secretario me había sugerido, aceptar las cosas sin ningún tipo de límite y para ello sólo me bastaba la compañía de la mencionada joya que, curiosamente, aún descansaba sobre mi piel. Di paso a incinerar la mansión y con ella ardieron todas las posibles pruebas de mi existencia además de los pocos restos de mi primera víctima.


Aquella sensación era... tan extraña. Mi vida, había tomado un sentido nuevo, y sabía que a pesar de que no había hecho nada más que despertar, llegaría hasta el final.


Esa misma noche, echada sobre la arena y contemplando el majestuoso brillo de la poderosa Luna llena, mi cuerpo desnudo sintió el impulso de dirigirse hacia el oscuro mar. Me adentré poco a poco en él y cuando el agua bañaba mis rodillas, sentí como si unas húmedas manos comenzasen a acariciar mi piel subiendo desde las rodillas hasta mi cintura. Cerré los ojos y tras gemir sensualmente me dejé llevar por aquella sensación.


Aquellas manos continuaron su recorrido acariciando lentamente mi pecho y cuando alcanzaron mis hombros volvieron a descender, de nuevo, hasta mi cintura. Abrí los ojos y era él de nuevo, totalmente vestido de negro.


Mi cuerpo estaba mojado y sostenido por mi cintura con una de sus manos. Acarició mi pelirrojo y largo cabello apartándolo de mi cuello. Sus labios lo besaron y sentí cono una helada caricia llenaba de ardiente calor mi cuerpo.


- Ya conoces tu verdadera identidad. Te quedan muchos recuerdos de la que creías tu verdadera vida, la mortal. Pero, únicamente los más fuertes se resistirán al olvido y aprenderás a sobrevivir entre esta especie tan inferior a la nuestra y yo... siempre estaré cerca de ti.


Dicho esto, pasó a través de mi cuerpo y desapareció.


Caminé, siguiendo el mismo impulso, hasta sumergir totalmente mi cuerpo en el mar. Me sentía completamente libre y como si de una sirena se tratase, me adentré aún más en aquel azulado paraíso.
En el cielo seguía reinando la Luna llena mientras que en aquel océano, sin duda alguna reinaba yo.
A lo lejos divisé una luz. Era un pequeño velero. Estaba demasiado oscuro para los ojos de cualquier humano, pero yo, podía ver sin requerir de ningún esfuerzo, como sentado sobre la cubierta se hallaba un joven que sostenía un libro en sus manos.


Me aproximé a él y subí a bordo. Él, sorprendido y algo asustado por la sorpresa de mi presencia, se erguió y dejó caer el libro de entre sus manos.


-Hola (dijo él). Perdona, ¿qué te ha ocurrido? ¿Acaso eres la superviviente de algún barco naufragado o quizás te has caído por la borda de algún otro?


Sin responder a sus preguntas dirigí la mirada hacia el libro que se hallaba aún en el suelo, “Ninfas, Sirenas y su gran poder” decía su viejo encuadernamiento.


-Creo que quizás eres tan sólo fruto de mi imaginación, o tal vez tan sólo estoy soñando. Llevo demasiado tiempo sólo, aquí, entre el mar y el cielo. (Dijo él, rompiendo murmuro de la noche mezclado con el susurro del mar).


Segura de mí misma, con tenue voz le respondí - Acaríciame, y sabrás si soy sueño o realidad.
Tembloroso, acarició mi mejilla y yo, lentamente le despojé de su camisa mientras poco a poco aquel miedo que reflejaban sus caricias dio paso a la pasión desenfrenada de dos fieros amantes repletos de excitación.


Comenzaba a amanecer cuando desperté. Al llevar mis manos hacia mi cara, pude ver como en mis uñas se hallaban restos de carne y piel humana. Mis manos, estaban completamente empapadas de sangre y mi cuerpo desnudo, salpicado por la misma dulce sustancia. Me asomé por la borda del velero y contemplé, sobre el reflejo del agua, mi cara completamente impregnada de la misma sangre que tenía en mis manos.


De repente oí un gemido tras de mí. Giré mi cuerpo y acudí al lugar del cual provenía y allí hallé a aquel joven. Estaba... desnudo sobre un inmenso charco de sangre, con toda su piel y su carne cruelmente desgarrada. Sus heridas, que continuaban escupiendo sangre, formaban una hermosa figura, como si de un tatuaje se tratase.


Era aquella imagen de un ciclópeo, escamoso y bípedo, con vagas reminiscencias humanoides y dos alas de murciélago desplegadas desde su espalda. De los malévolos ojos de aquella figura se escapaba el mayor caudal de sangre y aquellos enroscados tentáculos serpentinos se acababan de dibujar en las zonas vitales del cuerpo del joven.


Él, aún poseía vida y yo, me había enamorado de la figura de su cuerpo tatuado. Dulcemente, le besé y, mordiendo suavemente su lengua deposité una extraña sustancia con maravillosos efectos.


Su cuerpo inerte dejó de sangrar pero sólo sus ojos y su mente continuarían eternamente vivos. Y así, sin más se lo regalé al mar. A él le di la posibilidad de ver los inimaginables rincones que esconde el mar, y al océano, le brindé el tesoro de la imagen tatuada en aquel cuerpo humano.


De nuevo, sobre la cubierta del velero, lamí los restos que quedaban del cuerpo de aquel humano y me vestí con las ropas que allí, en el interior del velero, encontré. Comencé a leer aquel viejo libro que tanto me había llamado la atención mientras sin rumbo fijo, el velero se dirigía a... ¿Quién sabe que puerto?...


¡¡Buenas noches compañeros nocturnos!! Saludos para todos los que lean esto y sobretodo para ti, mi especial Dämon Schwarze.


Recordad esta historia siempre que dudeis entre encontraros en una ficción, sueño o realidad. De todas formas os deseo suerte si intentais descubrirlo.


Ópal Mond




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