lunes, 18 de septiembre de 2017

Lilith y Lucifer.

Oh caballero con alas de serafín,
de negro como el cielo que me diste, 
corazón como la estrella que porta tu nombre, 
ojos como las alas del ocaso,
llámame en la oscuridad, 
sáciame con tu sangre y toma la mía. 
Como ofrenda a tu ansia.

Ahí hay Lilitu.

Sígueme a las tierras sin forma hasta caernos, 
riendo en el abismo de los dioses 
donde crearemos nuestro jardín,
y lo poblaremos de deidades 
y espinas y viñas y hojas de palma.
Oh Ángel del Amanecer, 
reguémoslo con plata y bebamos 
de su abundancia mientras los frutos
de mi amor por ti florecen 
con flores extrañas y salvajes.
Oh Lucifer, tan silencioso, deja tu espada 
caer en la arena, y enterrarse 
como un hueso lanzado a la vanidad 
de Aquél en lo Alto. 
Deja que tus alas me arropen. 
Queda en paz.

Ahí hay Lilitu.

Queda en paz.

(Fragmento de Revelaciones de la Madre Oscura.
Imagen de Micael Lopes)


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