domingo, 17 de septiembre de 2017

El experimento ruso del sueño

En la revista nos encantan las leyendas urbanas, si tenéis alguna no dudéis en compartirla con nosotros.

El experimento ruso del sueño (editada y corregida)


Investigadores Rusos a finales de los años 40, mantuvieron a 5 personas despiertas durante 15 días utilizando un estimulante basado en gas. Los tuvieron encerrados en un ambiente sellado para monitorizar cuidadosamente el uso de oxigeno, con el objetivo de que el gas no los matase, debido a las altas concentraciones de gas. Esto fue antes de que existiera el circuito cerrado, por lo que tuvieron que usar micrófonos y ventanas de 5 pulgadas para monitorizarlos. La habitación estaba llena de libros, mantas para dormir -pero ninguna cama-, agua corriente, baño y la suficiente cantidad de alimento para que los 5 sobrevivieran un mes.


Los sujetos de prueba eran prisioneros políticos y de guerra declarados enemigos del estado durante la segunda guerra mundial.


Durante los primeros 5 días los sujetos rara vez se quejaban después de que (falsamente) se les prometiera su libertad si aceptaban tomar parte de la prueba y no dormir durante 30 días. Sus conversaciones y actividades fueron monitorizadas y los científicos notaron que conforme pasaba el tiempo, ellos hablaban sobre incidentes traumáticos de su pasado.


Pasados los 5 primeros días se empezaron a quejar de las circunstancias y eventos que los llevaron a donde estaban y empezaron a demostrar paranoia severa. Dejaron de hablar entre ellos, y comenzaron a murmurar de manera alterna en los micrófonos. De manera extraña, todos parecían creer que podían ganar la confianza de sus captores si traicionaban a sus camaradas. En un principio se creyó que esto era un efecto del gas.


Después de 9 días, uno de ellos empezó a gritar. Corriendo por todo el cuarto gritando repetidamente durante 3 horas sin parar. Después, trató de continuar gritando, pero solo podía dar un grito ocasional. Los científicos postularon que físicamente se había destrozado las cuerdas vocales. La parte más sorprendente de este comportamiento fue como sus compañeros reaccionaron a esto. O mejor dicho, como no reaccionaron… Continuaban murmurando en los micrófonos hasta que otro de los prisioneros comenzó a gritar. Dos de los prisioneros que no gritaban, cogieron los libros y llenaron pagina tras pagina de sus propias heces, y de manera calmada, los pusieron sobre las ventanas del cuarto. Los gritos cesaron de repente, al igual que los murmullos de los micrófonos.


Pasaron otros 3 días. Los investigadores comprobaban los micrófonos constantemente para asegurarse de que seguían funcionando, porque creían que era imposible no escuchar sonidos con 5 personas dentro. El consumo de oxigeno indicaba que los 5 debían seguir vivos. De hecho, el consumo de oxigeno era el necesario para 5 personas que hicieran un ejercicio extenuante. Durante la mañana del catorceavo día, los investigadores hicieron algo que no debieron hacer, para llamar la atención de los prisioneros, utilizaron el intercomunicador de dentro de la habitación, esperando provocar una respuesta de los prisioneros, pues temían que estuviesen muertos, o en estado vegetal.
Anunciaron: “Abriremos la habitación para probar los micrófonos. -Apártense de las puertas y túmbense en el suelo con las manos en la espalda o abriremos fuego. Se otorgara la libertad a uno de vosotros si obedecéis”.


Para su sorpresa, escucharon solo una frase, con voz calmada: “No queremos ser liberados”.


Hubo gran debate entre los investigadores y fuerzas militares que financiaban el proyecto; sin poder provocar mas respuestas utilizando el intercomunicador, finalmente se decidió abrir la habitación a la medianoche del día número 15. Se limpio el gas de la habitación, y se lleno de aire fresco.


Inmediatamente, voces de los micrófonos, empezaron a objetar. 3 voces diferentes rogaban que por lo que más quieran, que encendieran el gas nuevamente. Se abrió la habitación para sacar a los prisioneros. Gritaron más fuerte que nunca, al igual que los soldados, cuando vieron lo que había dentro: cuatro de los sujetos seguían “vivos”.

Las raciones de los pasados 5 días no habían sido tocadas. había pedazos de carne de las costillas y pantorrillas del sujeto muerto colocados dentro del drenaje del centro de la habitación bloqueándola, permitiendo que 4 pulgadas de agua se acumulara en el suelo. Los cuatro “supervivientes” también tenían pedazos de piel y carne arrancada de sus cuerpos. La destrucción de tejidos y la exposición de huesos en la punta de sus dedos indicaba que las heridas fueron infligidas con las manos, y no con los dientes, como era de suponerse. Al examinarlos, se descubrió que la mayoría de las heridas fueron autoinfligidas en su mayoría. Los órganos detrás de las costillas habían sido extraídos; Mientras que el corazón, los pulmones y el diafragma seguían en su lugar, la piel y la mayoría de los músculos pegados a las costillas fueron arrancados, exponiendo los pulmones. El tracto digestivo de los cuatro sujetos podía verse trabajar, digiriendo comida. Rápidamente se hizo aparente que estaban digiriendo su propia carne, que ellos mismos arrancaban y comían durante el transcurso de los días.
La mayoría de los soldados eran pertenecientes a las fuerzas especiales rusas, pero aun así, muchos se negaron a regresar a la habitación para sacar a los prisioneros. Estos sin embargo, insistían a gritos que los dejaran dentro y de manera alterna pedían y rogaban que se encendiera el gas nuevamente, para evitar quedarse dormidos.


Para sorpresa de todos, los sujetos, opusieron una resistencia feroz durante el desalojo. Un soldado ruso falleció cuando un sujeto le mordió el cuello, otro fue gravemente herido cuando otro de los prisioneros le mordió la arteria femoral y los testículos. Otros 5 soldados perdieron la vida, si contamos a aquellos que se quitaron la vida en las semanas siguientes al incidente. Durante la lucha, uno de los prisioneros se hirió el bazo, sangrando de manera casi inmediata. Se intento sedar al sujeto, pero fue imposible. Se le inyecto mas de 10 veces la dosis humana de morfina, y aun así luchaba como un animal rodeado, rompiendo las costillas y un brazo de un doctor. Se veía latir su corazón a un ritmo frenético durante unos 2 minutos, mientras se desangraba, y continuo gritando algo más de 3 minutos, atacando a quien se le acercara, repitiendo la palabra “más” una y otra vez, cada vez mas débil, hasta que cayo en silencio.


Los otros 3 supervivientes, fueron inmovilizados fuertemente y llevados hacia instalaciones médicas. Dos de ellos, con cuerdas vocales intactas, pedían continuamente más gas para permanecer despiertos. El más herido de los tres, fue llevado al único cuarto de cirugía que había en las instalaciones. En el proceso de su preparación para colocar nuevamente sus órganos en su lugar, se noto que el sujeto era totalmente inmune a los sedantes. Peleo furiosamente cuando el gas anestésico se le estaba colocando. Se necesito un poco más de anestesia de la normal para sedarlo, pero al momento que sus ojos se cerraron, su corazón se detuvo. En la autopsia, se encontró que en su sangre, había 3 veces la cantidad normal de oxigeno. también se rompió 9 huesos en la lucha para no ser controlado.


El segundo superviviente, era el que primero grito del grupo. Con sus cuerdas vocales destruidas, el no pudo objetar la cirugía, y solo reaccionaba agitando violentamente la cabeza en desacuerdo cuando se le administraba el gas anestésico. Afirmo violentamente con la cabeza cuando alguien sugirió en hacer la cirugía sin anestesia, y no reacciono durante la misma, que duro 6 horas, en la cual se intentó reemplazar sus órganos abdominales y cubrirlos con lo que quedaba de su piel. El cirujano afirmó que era médicamente imposible que el sujeto siguiera con vida. Una enfermera aterrada que ayudo en la cirugía, comentó que la boca del paciente formaba una sonrisa cada vez que sus ojos se encontraban.


Cuando la cirugía terminó, el sujeto miró al cirujano y empezó a hacer sonidos fuertemente, como tratando de hablar. Asumiendo que esto era de gran importancia, el cirujano le entregó un papel y una pluma, para que el paciente pudiera comunicarse. “Sigue cortando” escribió... Se le hizo la misma cirugía sin anestesia a los otros dos sujetos. Se les tuvo que inyectar un paralizante, pues ellos reían constantemente, lo cual imposibilitaba al cirujano realizar la operación. Una vez paralizados, solo podían interactuar con sus ojos. En el momento en que pudieron hablar nuevamente, exigieron una vez más el gas estimulante. Los investigadores trataron de averiguar porque se herían de esa forma así mismos y porque querían el gas nuevamente. La única respuesta fue: “debo permanecer despierto”.


Se reforzaron las correas de los 3 sujetos y los devolvieron a la habitación, para espera de su destino. Los investigadores, se enfrentaron a la furia de sus “benefactores” militares, por haber fallado a las metas del proyecto, consideraron dar eutanasia a los prisioneros. El comandante, un ex KGB vio potencial en el proyecto, y en su lugar decidió ver que pasaría si ponían el gas nuevamente. Los científicos se negaron rotundamente, pero al final, tuvieron que aceptar.
Preparando el sellado nuevamente de la habitación contra los prisioneros, fueron conectados a un monitor EEG. Para sorpresa de todos, los tres dejaron de pelear en el momento que se dieron cuenta de que regresarían al gas. En este momento, era obvio que los tres estaban haciendo un gran esfuerzo por mantenerse despiertos.


Uno de los prisioneros, estaba murmurando una canción; el sujeto mudo, peleaba con sus ataduras de piel, como si tratara de enfocarse con algo. El ultimo sujeto, mantenía su cabeza en la almohada, y parpadeaba rápidamente. Siendo este, el primero al que se le puso el EEG, la mayoría de los investigadores monitorizaban sus ondas cerebrales con sorpresa. Eran normales la mayor parte del tiempo, algunas veces, aparecía una línea recta de manera inexplicable. Parecía que repetidamente sufrían de muerte cerebral. Mientras analizaban los datos, una enfermera notó que los ojos del sujeto se cerraron. Sus ondas cerebrales cambiaron inmediatamente por las de sueño profundo, luego se pusieron rectas, y de manera simultanea, su corazón se detuvo.


El único sujeto que quedaba que podía hablar comenzó a gritar para que lo encerraran en ese momento. Sus ondas cerebrales mostraba las mismas líneas rectas del sujeto que acababa de morir por quedarse dormido. El comandante dio la orden de sellar el cuarto con los dos prisioneros dentro, junto con 3 de los científicos. Uno de los 3, inmediatamente tomo un arma y abrió fuego contra el comandante, matándolo de un tiro entre los ojos. Después apunto al prisionero mudo, esparciendo sus sesos. Apuntó al prisionero que quedaba vivo, mientras que los demás investigadores escaparon de la habitación. “No me encerrarán con estas cosas! No contigo!”, le gritaba al prisionero que estaba atado al camastro. “¿¡QUE ERES?!” preguntó. “¡Necesito saberlo!”


El prisionero sonrío. “¿Tan fácilmente te has olvidado de mi?”, pregunto el sujeto. “Somos vosotros”. “Somos la locura que esta encerrada en todos vosotros, rogando por escapar en cada momento de tu vida, desde lo mas profundo de tu mente animal. Somos aquello de lo que te escondes en tu cama todas las noches. Somos lo que sedas dentro del silencio y la parálisis, cuando vais a vuestro refugio nocturno donde no podemos entrar”.


El investigador hizo una pausa. Apunto al corazón del prisionero y disparo.


El EEG mostró una línea recta mientras el sujeto débilmente murmuro “casi… libre...”




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